Fernanda descubrió su amor por la agricultura a los siete años, cuando se trasladó a Portugal a vivir con su abuela agricultora. Tras estudiar agronomía, pasó años asesorando a agricultores antes de, con casi 50 años, recuperar las tierras de su familia en Rabaças. Superando retos como el incendio de 2020, practica una agricultura diversificada, haciendo hincapié en el respeto por la naturaleza y los conocimientos ancestrales. Miembro de Bioeco, defiende la agroecología y cree que la agricultura a pequeña escala es la que realmente sostiene el mundo y merece un mayor reconocimiento.